Lo primero que llama la atención del embalaje, además de su semejanza con un platillo volante (haciendo gala de su nombre), es lo difícil que resulta abrirlo sin emplear un instrumento afilado. La apariencia es muy original, pero una vez abierta no es reutilizable.

Una vez abierto el paquete, podemos apreciar que su contenido se limita al disipador y a los tornillos que lo fijarán a nuestro disco duro, así como el cable macho-hembra que lo conectará a la fuente de alimentación. Resulta llamativo el hecho de que no contiene instrucciones de montaje, aunque tampoco es relevante ya que es tremendamente fácil de usar.

La apariencia del disipador es elegante, a la vez que innovadora; no se parece a ningún otro disipador de discos duros que hayamos visto antes; normalmente, estos presentan una forma mucho más cuadrada, mientras que en el Vizo predominan las curvas, a la vez que las aspas translúcidas le otorgan una apariencia futurista. En los laterales encontramos hasta seis espacios que lo fijarán a nuestro disco duro. Se puede apreciar asimismo la marca serigrafiada en rojo en el centro del eje. 

En la parte trasera podemos apreciar los LEDs SMC que iluminarán el ventilador, así como las aspas, abundantes en número y muy cercanas entre sí, lo que incrementará sobremanera el caudal de aire sin necesitar muchas revoluciones y, por tanto, manteniendo un nivel sonoro agradablemente bajo.

Su tamaño es muy similar al de 8 cm. La geometría de sus aspas se asemeja a la utilizada en los aviones; de hecho, la forma redondeada de este disipador recuerda mucho a una turbina.