<center><table width="100%" border="0" cellpadding="10"><tr><td width="250"></td><td><p align="justify">La tecnología de videovigilancia de la capital británica contribuyó el pasado viernes a que la policía frustrase un intento de atentado con varios coches bomba. En pocas horas la policía pudo identificar a los conductores y la ruta que siguieron tanto para llegar a su destino como para huir de la ciudad. Se pudo, además, identificar a los terroristas suicidas de los atentados del 7J gracias a este sistema.



No son pocos los que alzan la voz en aras de la privacidad perdida con este tipo de sistemas, pues hoy día, la combinación de videocámaras y sistemas informáticos ha dado lugar a la fácil identificación de personas incluso si han modificado algunas características (como llevar bigote o cambiarse el color del pelo). Es en Brisbane, Australia, donde estos días comienza la primera prueba pública de identificación de rostros, pensada para acelerar el embarque en vuelos y el paso por inmigración. Seguridad o privacidad: parece que, en los tiempos que corren, toca elegir.


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